«Se trata de amar, amar, amar a la familia”
17/11/2025
Regina Guerrero: una vida entregada a la vocación matrimonial
“Hay que ser agradecidos y dar muchas gracias a Dios"
Regina Guerrero nació en Barcelona, la menor de siete hermanos en una familia numerosa y profundamente católica. Desde pequeña, sus padres le transmitieron la fe, llevándola a misa y enseñándole a rezar. “Tengo muy buenos recuerdos de mi infancia: una casa llena de gente, paz y alegría”, afirma.
Un hecho marcó su vida: la enfermedad y posterior fallecimiento de su hermano mayor, Eloy, con parálisis cerebral. “Aquello despertó en mí una sensibilidad especial y una manera distinta de valorar la vida”, explica. Esa experiencia, junto con el ejemplo de entrega de sus padres, sembró en su corazón el deseo de formar una familia.
Durante su juventud, Regina profundizó en su relación con Dios a través de la parroquia y la oración. “Siempre le decía al Señor: lo que tú quieras, mi vida es tuya”, recuerda. Ese camino la llevó a conocer a quien hoy es su esposo. “Cuando nos encontramos, sentí paz y la ilusión de decir sí a Dios en el matrimonio”, relata. Tras tres años de noviazgo, se casaron y hoy son padres de cinco hijos.
Regina subraya que la vocación matrimonial es también una llamada a la santidad: “Se trata de amar, amar, amar… primero al marido, luego a los hijos y a todos los que nos rodean”. Reconoce que no siempre es fácil, pero confía en la gracia de Dios y en la intercesión de la Virgen María: “La vida es un regalo, no un derecho. Cada hijo es un don que se acoge con gratitud”.
Su mensaje final es claro: “No tengamos miedo a entregar la vida. Se puede ser muy feliz a través del sacrificio y la entrega, aunque el mundo diga lo contrario. Lo que vale mucho cuesta mucho, pero merece la pena”.
