Venezuela

Vísperas de Pentecostés en la Parroquia San José de Siquisique

06/17/2025

La celebración en la Parroquia San José de Siquisique, el pasado 7 de junio, contó con la participación de pastorales jóvenes en torno a la palabra de Hechos 2, 1-4, que describe la venida del Espíritu Santo en este día

Noche de oración y alabanza

Las Víspera de Pentecostés en la Parroquia San José de Siquisique, estado de Lara, Venezuela, se vivió el pasado 7 de junio a partir de las 4:30 h de la tarde con el rezo del santo rosario y seguidamente la celebración de la eucaristía.

Continúo con bienvenidas, momentos de avivamiento, de alabanza, oración, meditación y contemplación de la palabra de Hechos 2, 1-4, que describe la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, y adoración.

Acto seguido, se inició la animación por el ministerio de la música, y se fue presentando el camino y explicando los signos de Pentecostés por parte de cada grupo de pastorales. Y según correspondía durante la novena: fuego, la Virgen, los apóstoles, la comunidad, la palabra, la oración y la paloma.

Después, cuatro jóvenes, uno por cada grupo de pastoral juvenil, presentaron la vida de cuatro santos, tres de los cuales van a ser canonizados este año 2025. Son Carlos Acutis, italiano, y José Gregorio Hernández (laico médico) y Carmen Rendiles (Religiosa fundadora), estos dos últimos, venezolanos. Además de San José Sánchez del Río, mártir mexicano.

Los jóvenes ahondaron en cómo fue el accionar del Espíritu Santo en sus vidas para dar respuesta a lo que el señor quería de cada uno de ellos.

Los jóvenes de la renovación carismática “Jesús, siempre joven” danzaron los dones del Espíritu Santo. Mientras que los niños de la renovación hicieron lo propio con cantos del Espíritu Santo, animando a participar a los presentes.

Los jóvenes del grupo Shekinha (“morada” de Dios) escenificaron el texto de Hechos 2, 1-4, y se realizó un espacio de reflexión y profundización de lo que fue aquel momento para los apóstoles y cómo hoy nosotros bautizados somos llamados a ser continuadores de esta buena noticia de Jesús.

Se invocó fuertemente al Espíritu Santo por medio del canto. Y el sacerdote expuso al santísimo, para adentrarse a vivir una experiencia de intimidad en adoración a Jesús Sacramentado; alabando, contemplando y pidiendo sanación del cuerpo y del alma. El sacerdote pasó por tanto la custodia por el centro y los lados dentro del templo, delante de los feligreses para que se acercaran y colocaran sus intenciones.

Todos los presentes recibieron un don del Espíritu Santo, que finalizó con una acción de gracias y se reserva al Santísimo.

Antes de realizar cantos de animación y cierre, se nombró cada don y se leyó el mensaje que el Espíritu Santo les regaló en aquella noche.