“Abre tu corazón a Dios y escucha su llamado; tiene un plan maravilloso para ti”

13/11/2025

Luis Eduardo Cauich Díaz: un joven que inspira esperanza

"Sentí su presencia viva”, afirma, comparando ese instante con la parábola del hijo pródigo, y explicando que desde entonces entendió que Dios tenía un propósito para él.

Luis Eduardo Cauich Díaz, licenciado en Nutrición y originario de Yucatán (México), de 22 años, creció en el seno de una familia profundamente católica, donde aprendió el valor de la fe y el amor a Dios. Recuerda su infancia como una etapa de aprendizaje y alegría, disfrutando de la escuela, la convivencia con amigos y la riqueza cultural de Yucatán, especialmente la jarana, el baile típico de la región, que él baila. Del fin de semana, adora la misa, a la que asiste con su familia.

Su parroquia, dedicada a los Santos Reyes, ha sido el centro de su vida espiritual. A los 11 años se incorporó al grupo de monaguillos, fascinado por la belleza del arte sacro y el respeto por lo sagrado. Sin embargo, un momento decisivo marcó su camino: el 9 de diciembre, durante la festividad de San Juan Diego, en una misa en la parroquia vecina dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe, experimentó una profunda experiencia espiritual ante el Santísimo. “Sentí su presencia viva”, afirma, comparando ese instante con la parábola del hijo pródigo. Desde entonces comprendió que Dios tenía un propósito para él. Le encanta, afirma, compartir la fe con todo quienes le rodean.

Luis Eduardo ha participado en diversos grupos parroquiales como Catequesis, Kerigma y Adoración nocturna mexicana. Actualmente, ejerce como ministro de la Sagrada Comunión, llevando la Eucaristía a enfermos y personas que no pueden salir de casa. Además, forma parte del equipo de coordinación de la Pastoral Juvenil “Sembradores de Esperanza”, cuyo objetivo es animar a los jóvenes a mantener viva su fe, especialmente en el contexto del Año Jubilar.

Un mensaje para la juventud
Con humildad, reconoce que no se siente digno de esta misión, pero confía en que Dios lo ha puesto en este camino por una razón, dice con humildad. Su invitación es clara: “Abre tu corazón a Dios y escucha su llamado. Todo lo que viene de Él es perfecto y tiene un plan maravilloso para ti”. Concluye con una bendición: “Dios les bendiga”.